C ÁT E D R A DE CÓMO Y CUÁNTO PUEDE
UNA MILITANTE Y ETERNA JUVENTUD
ÁNGEL GAVIDIA
Poeta.
Obtuvo el Laurel de Oro Vallejo
Aún conservo, como un escudo, todo lo bueno que nos dio Santiago de Chuco en estos cortos días del Encuentro Internacional Capulí, Vallejo y su Tierra. Aún quedan en mis tímpanos y mi retina, y también en mi corazón, un pueblo hecho mayoritariamente de niños y jóvenes esperando a sus creadores. Un pueblo respirando poesía. Las calles, caudalosas, como ríos de poesía, también.
El balance es decididamente positivo. Tanto para el pueblo como para nosotros, y quizás más, mucho más para nosotros. Gracias Movimiento Capulí, gracias Santiago de Chuco, y, claro, gracias a Vallejo y su tremenda escritura, a veces fácil como la pampa de Chaychugo o la carretera a Cachicadán. Otras veces encabritada y a prueba de corazón humano como la cuesta Salesipuedes cuya noticia de su verticalidad insobornable llegó hasta Ciro Alegría, quien hace allí, en esa cuesta, probarse a su Benito Castro.
Un abrazo, maestros. Un gran abrazo desde este espacio de invencible nostalgia desde el que los recuerdo a todos quienes nos dieron cátedra de cómo y cuánto puede una militante y eterna juventud, una juventud sin concesiones como la cuesta, aquella, que les cuento. Otro abrazo.
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