1. Nuevos
caminos
Hemos prometido con Capulí, Vallejo y su Tierra, iluminar y sembrar las praderas de alegría, de fraternidad y esperanza universales.
Encender valles y montañas, si es posible abismos, con la chispa y la luz que prenda el fuego de la fraternidad en los corazones, ímpetu del amor bondadoso, de la verdad y la belleza acrisolados. Que todos sean capaces de expandir lo bueno, y ser valerosos y solidarios.
Estamos descorriendo el ovillo, discerniendo el camino de la chispa al fuego, del fuego al alma, del pedernal a la luz, del aliento a la sangre que nos permita encender el don, la gracia y la virtud de sentirnos hermanos.
Y ello conociendo y yendo más al fondo de esa oscuridad de origen y de esa matriz que es César Vallejo, sumergiéndonos en la significación del mundo andino y el hálito hermoso que irradia nuestra identidad.
Para ello convocamos a quienes hunden sus pies y raíces en la tierra pródiga, pero a la vez alzan los ojos para unirse con las estrellas del universo. Y de esa conjunción idear caminos nuevos y verdades totales. ¡Esa es la consigna!
2. Nuestra identidad
trémula
¡Y por eso vamos a Santiago de Chuco!
Por eso, desde Capulí estamos construyendo para el país un acontecimiento cultural hondo, digno y hermoso, en cuanto:
– Es un espacio de afecto y de fraternidad. De cimentar pertenencia, coherencia y adhesión con uno mismo.
– Es volver los ojos al interior del Perú profundo, ancestral y mítico.
– Es conmemorar a nuestro vate universal César Vallejo y a todos quienes como él han sabido asumir la condición del hombre y la han transformado en himno de afirmación humana universal.
– Es buscar inspiración en el mundo andino, en las flores silvestres y en las nieves eternas y en las piedras estupefactas.
– Es velar por nuestra identidad trémula, crédula y entrañable, con la turbación de lo que es puro y candoroso.
– Es buscar la conservación del patrimonio de nuestros pueblos prístinos.
3. Retos
y desafíos
Para ello vamos hacia la fuente y entraña del Perú andino, íntimo y lejano, actual y milenario.
Porque Capulí es árbol inhiesto y a la vez tendido, arduo y a la vez florido.
Capulí es baluarte de identidad, puesto al centro de los patios de nuestras casas nativas.
Abierto, cargado de sol y de viento, henchido de fruto y semilla. De fruto en racimo, moreno y dulce.
Es emblema de flor inocente y de hojas acorazonadas de la pasión, pero a la vez hechas espada que defiende.
– Es unción, devoción, fervor.
– Significa relaciones transparentes.
– Une generaciones de adultos, jóvenes y niños.
– Invoca a asumir compromisos de alma.
– Es resguardo, protección y cuidado del patrimonio.
– Es abrazo con todos los hombres.
– Es una esperanza indestructible.
– Es asumir la modernidad de los cambios, retos y desafíos en la medida en que consoliden lo humano.
4. A favor
del alba
Quienes lo asumen realizan un voluntariado generoso por sí mismos, por su sociedad, su generación y por la humanidad en su conjunto.
Por ello, todo se lo asume en la dimensión de lo que es valioso, significativo y trascendente.
Porque nutre y exalta la convicción de que así estamos construyendo una esperanza.
Porque somos raíz y fibra honda del Perú sufrido, pero inmarcesible y eterno.
Somos un movimiento cultural que rescata los valores acrisolados del mundo andino, el alma matinal de nuestros pueblos, la fraternidad y solidaridad que brotan aquí hasta en los abrojos.
Nos conmueve la capacidad de sentirnos, reconocer y actuar como hermanos.
Pertenecer a este movimiento es estar conjurados a favor del alba y del bien. Es crear el estado emocional y espiritual del nuevo Perú y de una nueva humanidad.
5. Los andenes
nuevos
Capulí, Vallejo y su Tierra es un espíritu, una emoción y una fe. Y una misión a cumplir.
Es una cruzada cultural, una marcha y una movilización. Encarna una nueva moral de autoafirmación, de aliento y esperanza.
Por eso es de filiación abierta y multitudinaria. Por eso hazlo tuyo, pertenece a sus filas, es tu agrupación y tu atalaya.
Hazlo que represente lo mejor de tus anhelos para con tu comunidad.
Y esto, ¿para qué? Para transformar la realidad haciéndole mejor, para que recuperemos nuestro destino de autenticidad y de esplendor.
Para volver a construir los andenes nuevos de la fraternidad y la solidaridad humanas, de los valores que erigió el mundo andino.
Y que nadie mejor que César Vallejo con su conducta, sacrificio y moral los representa y los encarna para el mundo entero.
6. Que florezca
el bien
Al decir Capulí, Vallejo y su Tierra decimos pueblos entrañables. Y también los otros pueblos, avizorados en el alba desde los viejos caminos.
Y hemos elegido el campo de la cultura como la clave y el fundamento para propiciar este cambio, por ser matriz y el eje de todo.
Por eso cultivamos el saber querer, el saber amar; el cariño tan evidente y tangible en los andes.
Con él vamos a encender valles y montañas de fraternidad humana, de limpidez y transparencia.
Vamos a hacer que los pueblos se cubran de sonrisas. Que florezca el bien.
Capulí es una estrella, una paloma, una niña a quien se le ofrenda una serenata.
7. Camino
de liberación
Vamos a iluminar y sembrar los valles y montañas de entusiasmo, de optimismo, de alegría en lo que somos y podemos hacer.
Vamos, y nos imponemos lograrlo como meta, a hacer que los pueblos recuperen la fe en sí mismo. Y cada hombre su confianza de que ha venido a cumplir un destino glorioso sobre la faz de la tierra.
Con autoestima, con orgullo de nuestra cultura, felices y confiados, construimos los andenes nuevos de la identidad.
Construimos, somos fervientes y sabemos querer, amar, adorar el prodigio de la vida.
Que los hombres se quieran, que sean sabios, que construyan con su trabajo.
Hemos insurgido para instaurar aquí y ahora una esperanza.
Capulí, Vallejo y su Tierra es un camino incruento de liberación y de justicia social.