CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
DISTINCIÓN:
AMAUTA DEL PERÚ ETERNO
A
AGUSTÍN ZÚÑIGA GAMARRA
POR SU REFLEXIÓN Y MAGISTERIO EN EL CAMPO
DE LAS CIENCIAS Y LA CULTURA
SÁBADO 20 DE NOVIEMBRE,
2010, 7.00 P.M.
Aula Capulí: Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 2 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República
Ingreso libre.
Se agradece su gentil asistencia
PROGRAMA
1. Saludo y palabras de bienvenida:
Danilo Sánchez Lihón
Presidente de Capulí, Vallejo y su Tierra
2. Semblanza y trascendencia
de Agustín Zúñiga Gamarra:
Armando Alvarado Balarezo
3. Conferencia Magistral:
Agustín Zúñiga Gamarra:
“La belleza de las palabras
y los números”
4. Comentario a la exposición
de Agustín Zúñiga Gamarra
Modesto Montoya
5. Entrega de distinción e imposición
de la medalla de Capulí, Vallejo y su Tierra:
César Vallejo Ynfantes
Vino de honor
Teléfonos Capulí: 420-3343 y 420-3860
capulivallejoysutierra@hotmail.com
planlector@hotmail.com
ºººººººººº
ARTE,
CIENCIA
Y CULTURA
PLAN LECTOR
PLIEGOS
DE LECTURA
NECESARIO PASO
DEL CONOCIMIENTO
A LA SABIDURÍA
Danilo Sánchez Lihón
Hay cuatro clases nefastas
de ignorancia, que causan
graves males en el mundo:
a. Saber mal lo que se sabe.
b. Saber lo que no se debiera saber.
c. No saber lo que sí es fundamental
e imprescindible saber.
d. Saber una parte insignificante,
sin entender el todo.
1.
Para esclarecer algunos aspectos básicos que subyacen en el fondo del problema del conocimiento, es necesario hacer algunas consideraciones en razón a determinado factores básicos de las relaciones de este con el espacio y con el tiempo.
Y lo primero que se impone reconocer en la primera de estas categorías es que se han alzado tapias que es necesario romper, echar abajo tabiques y barreras que han oscurecido y entenebrecido los espacios.
En suma hay que derrumbar cercos y alambradas erigidas artificialmente para dañar y malograr el mundo y la vida.
Cuando incursionamos en esta reflexión las primeras paredes o cercos que impiden la visibilidad son las murallas que se han erigido entre disciplinas del conocimiento. De allí que los primeros muros que deben estallar, desmoronarse y romperse son los de las academias, escuelas y cofradías.
Porque son muros que separan, disocian y aíslan estas actividades y no sólo unas de otras, y al interior de ellas mismas, sino que las desvinculan del acontecer diario, social, y del desarrollo histórico de los pueblos.
2.
“Dividir para reinar”, era la frase favorita de Luis XV y sabemos ahora cuánto ello representa de dominante y corruptor, como expresión del pensamiento totalitario y fundamentalista.
El concepto de grupo, círculo o clan; como también el de tal arte o tal ciencia, disciplina o asignatura, el local de arte en el campo de la cultura, o el de plantel escolar en el campo de la educación, reducen dichas manifestaciones y actividades humanas, que son amplias y abiertas, confinándolas a lugares exclusivos y formales.
De allí que tenemos que hacer el esfuerzo de pensar el mundo como el espacio vital, como tenemos que pensar y reivindicar el espacio cultural, educativo y de las comunicaciones libres y no canalizadas, en donde se manifiesten aquellas actividades con toda riqueza, vivacidad y plenitud.
Y dar el paso o salto que va del conocimiento para constituir y asumir lo que es la sabiduría.
Porque la caída en que estamos sumergidos es por las delimitaciones, los reduccionismos, la defensa de circunscripciones, siendo el sistema de la tenencia y plusvalía el que ha levantado cercos, muros y barreras, logrando separar, confinar y marginar espacios y derroteros.
3.
Porque el saber, así como el conocimiento y la cultura, están constituidos también por las manifestaciones de la calle, la cotidianeidad, la fiesta popular, aspectos que la ciencia, la educación y la cultura no conocen, ni siquiera tocan y, es más, que rechazan o menosprecia.
La educación de este modo ha quedado encerrada detrás de unos altos muros, que son los mismos que rodean a los centros educativos, dentro de los cuales se han erigido esquemas, asignaturas, medios y lenguajes que no tienen ninguna relación con la historia real ni con la vida.
La comunicación, asimismo, está enajenada, atrofiada y distorsionada, en manos de unos dueños que representan el poder económico y de negocios, que también han fortalecido sus búnkeres.
Han cercado sus espacios, sus áreas territoriales que amplían y enajenan cada vez más, así como delimitado sus ámbitos de acción.
Casi todos han cerrado sus puertas, han dado las espaldas a la realidad y sencillamente han negado y siguen negando la vida.
4.
Cuando nos planteamos este problema en relación al conocimiento, tenemos que partir de la primera constatación espacial, cual es nuestro cuerpo. Ese es el principio rector, pero que ha sido olvidado, maltratado y vilipendiado, o simplemente dejado de lado para todo saber, como también negado para toda educación, o para toda cultura, y que en el mejor de los casos no se lo toma en cuenta. Deberíamos hacer la salvedad aquí y recapacitar que sí hay un área, como es la medicina, que se ocupa de él y lo adopta como objeto de estudio, pero esto es como naturaleza física y más aún: como materia enferma.
Marshall McLuhan en su obra. “La comprensión de los medios como las extensiones del hombre”, nos explica la evolución de determinados inventos como una extensión de los órganos corporales. Y nos dice que así como la rueda fue la extensión de los pies, y la ropa es una extensión de la piel; así la conversación del oído y la imprenta de la vista, así como muchas otras manifestaciones mecánicas y culturales. Así, ahora, los artefactos electrónicos no vienen a ser sino prolongaciones de nuestro sistema nervioso, punto de partida y fundamento que hemos olvidado por completo, es decir son prolongaciones de nuestro cuerpo.
5.
Pero además de una consideración espacial hay otra categoría esencial en el tema del conocimiento, cual es el tiempo, en donde lo primero que reconocemos en nuestras sociedades es una desigualdad de ritmos históricos de avance y evolución en su uso y dominio.
Si hiciéramos un corte sincrónico reconoceríamos que en una misma época conviven formas arcaicas y milenarias, con otras tradicionales, otras presentes, actuales, sintonizadas con el aquí y ahora, y otras sofisticadas y futuristas, de tecnología avanzada o de punta.
En el Perú, por ejemplo, coexiste el desarrollo social más próspero, como puede ser la sociedad informatizada, o la relación demanda oferta por canales muy refinados, pero cohabitando con la sociedad más primitiva, atávica y aferrada a valores muchas veces incomprendidos.
Los problemas de la pobreza, de las terribles injusticias, de mundos tan escindidos, como es el caso de las poblaciones aborígenes en relación al mundo súper tecnificado, tienen que también ser reconocidos y asumidos.
6.
De allí que uno de los grandes fines del conocimiento, como de la educación y de la cultura en general, sea resolver estas dicotomías, desniveles y conflictos de los distintos ritmos históricos.
Corregir los abismos culturales y sociales, las ambivalencias de mundos desencontrados, como existen actualmente entre nosotros, y que debemos acometer el desafío de enmendar y acompasar.
Y, todo ello, rescatando los valores que se dan en una y otra vertiente para hacer de nuestros países, sociedades síntesis, mestizas en la extensión plena y profunda del vocablo.
Por eso, un compromiso ético a resolver es que los desposeídos y marginados históricamente no solo tengan el acceso formal a la educación, a la cultura y a la ciencia, que a las finales es una mentira piadosa de una democracia para todos, que realmente no existe.
7.
Sino más bien que el sistema social se oriente efectivamente a apoyarlos y a favorecerlos, estimulándoles para asumir un rol creador en relación a su cultura.
En el campo de la educación superando la repitencia de los más pobres, la deserción escolar de los que económicamente menos pueden. Impidiendo la frustración de quienes no pueden continuar un nivel siguiente, concluido el anterior, porque la situación de miseria los obliga a no aspirar a los estudios superiores.
Frente a la diversidad de ritmos de evolución, no se trata de modernizarlo todo, de rechazar lo tradicional y optar a tabla rasa y a ojos cerrados por la innovación y las tecnologías altamente desarrolladas, porque esta sería una posición unilateral, dogmática y sectaria.
El hombre, como todos los seres en relación al tiempo, vive como una continuidad del pasado, una inserción en el presente y una proyección al futuro.
Como ocurre en el campo del conocimiento donde hay un compromiso con el presente, con la actualidad y la circunstancia que nos ha tocado vivir, pero también con lo que es intemporal, es decir con lo perdurable.
8.
En relación a todo lo dicho, también es natural pensar que es de un legítimo futuro este diálogo que extraigo de un libro titulado “Háblame del sol”, de Ángel Esteban, en donde el niño inquiere:
– Abuelo, háblame del sol.
Hubo un largo silencio: luego el abuelo habló:
–Es redondo y amarillo, y al atardecer se torna rojo.
Que nos señala una esperanza al fondo de una tragedia: Volver a la sencillez de las cosas en donde el niño que no sabe del sol vuelve a la voz antigua del abuelo que guía, conduce y sabe a fin de conectarse y reivindicar al sol en nuestras vidas.
No es prohibitivo de los grandes cambios, que han de ocurrir en el futuro, el sentido de lo simple, elemental y natural de las cosas. Que sea una opción de las grandes revoluciones, que ocurrirán en el futuro, volver a coger la mano del “abuelo” como ser que protege, orienta y aconseja.
Y a estas características muy sencillas pero reales y verdaderas de las cosas corresponden ahora el derrotero de la cultura que nos corresponda forjar desde el mundo andino:
“... es redondo y amarillo y al atardecer se pone rojo”.
Texto que puede ser reproducido
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