Desayunando juntos...pedacitos de pan del horno de mi corazón!!!
SIGNIFICADO Y
MILITANCIA DE CÉSAR
VALLEJO YNFANTES
Danilo Sánchez Lihón
“Tú y yo
sinceramente”.
César Vallejo
1. El hijo
más próximo
El poeta César Vallejo en un rapto de ternura y sentido casero, y dando respuesta a la carta que le escribiera su hermano Néstor Pablo informándole que le había nacido un hijo varón y a quien había puesto por nombre César, en recuerdo y homenaje a su hermano quien residía en ese entonces en París, desde donde respondió la carta de su hermano, le dice:
Quiero que me lo mandes porque estoy solo... Pronto formalizaré mi hogar.
Ese niño al que se aludía es César Vallejo Ynfantes a quien ahora Capulí, Vallejo y su Tierra tributa un merecido homenaje.
Es por este deseo y anhelo manifiesto que decimos que el hijo más próximo y cercano del poeta más esencial de la lengua castellana es César Vallejo Ynfantes, hijo de Néstor Pablo, el hermano más próximo a él en la sangre, en el afecto y en el destino. Este su sobrino e hijo virtual es quien a su vez se ha consagrado a difundir la vida y obra de su tío, recitando poemas a voz en cuello:
Hay golpes en la vida, tan fuertes Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma Yo no sé!
2. Lo llamaría
César
Y es que Néstor Pablo, el padre de César Vallejo Ynfantes fue quien desde su familia acompañó más al poeta:
Compartió la misma habitación con el poeta en Trujillo, mientras ambos estudiaban. Con él iban y venían juntos por los caminos de Santiago a Huamachuco y a Trujillo, en donde siguieron estudios secundarios y superiores, respectivamente.
Néstor lo refugió en Huamachuco, cuando César Vallejo era perseguido por la justicia, a causa de los sucesos del 1 de agosto de 1920 en Santiago de Chuco.
Fue la persona clave de su defensa cuando éste sufrió 112 días de cárcel en Trujillo. Y vino expresamente desde Huamachuco a despedirlo cuando el poeta partió para Europa.
Puso en sus manos sus ahorros y todo el dinero que pudo reunir para que tuviera algo de dinero en su viaje.
A su primer hijo varón lo llamaría César, niño que después es quien más se le parece en el aspecto físico pero más todavía en su raigambre espiritual, por lo entrañable, generoso y trascendente.
Pero, sobre todo, por su honda y comprometida emoción social.
3. la soledad,
la lluvia, los caminos...
De allí que Néstor Pablo sufrió un grave colapso nervioso, que tuvo nefastas consecuencias para su salud, siendo internado en un hospital de Lima, al enterarse de la muerte y sobre todo de los pormenores del sufrimiento de su hermano en París, como cuando dice:
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París y no me corro
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.
César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...
4. Vivían
y estudiaban juntos
En el reportaje que se le dedica a don César Vallejo Ynfantes y que aparece publicado en el Dominical del Diario El Comercio el 22 de marzo del año 1992, dice de él Manuel Jesús Orbegozo:
“Todos los múltiples sobrinos del celebrado poeta santiaguino, César Vallejo, quisieran parecérsele. Dos o tres andan por ahí compitiendo, pero es justamente César Vallejo Ynfantes, el que tiene el arco de las cejas, la nariz, el mentón, las comisuras de su tío.
Pero, además, es un hombre pobre y triste como aquel y, como aquel, parco en ambiciones materiales.
No conoció, personalmente, al poeta, pero su padre Néstor de Paula Vallejo, el hermano inmediatamente mayor que él, resultó su inseparable compañero como que ambos estudiaron en el Colegio San Nicolás de Huamachuco y en la Universidad Nacional de Trujillo.
Vivían y estudiaban juntos en esa ciudad, tanto que cuando Néstor obtuvo su título de bachiller en Jurisprudencia, César cursaba el segundo año de Letras.
Después, Néstor sería juez en Huamachuco de donde jubilado, vendría a Lima en 1964.
5. El César
actual
Cuando César Vallejo murió en París, en 1938, la noticia acongojó demasiado a Néstor de Paula, quien cayó enfermo con los nervios destrozados; fue sometido a tratamiento psiquiátrico.
César, el sobrino, que estudió en la misma escuela de Vallejo, se había aprendido casi de memoria casi todas las poesías de “Los heraldos negros”.
Recuerda que una mañana en la casa de la familia De la Puente Uceda, recitó “Idilio Muerto” ante un grupo de señoras entre las que se encontraba quien pudo ser la “andina y dulce Rita de junco y capulí” del poema, pero que no pudo ubicar después en sus recuerdos.
Contó que al terminar el poema, la madre de Luis De la Puente musitó: “Es igualito a César” y dos lágrimas rodaron por sus mejillas.
¿Era ella la Rita del poema?, se pregunta el César actual.
6. Notable
documento vallejiano
César Vallejo Ynfantes cuida y mantiene la “Casa Museo: Exposición Gráfica de la Vida y Obra de César Vallejo” en su modesta residencia de Magdalena del Mar, ubicada en Jr. 1º de Julio 307, fono 460-4710, donde se encuentra indeleble y vívida la memoria del poeta.
El lugar mismo es un notable documento vallejiano, debido a que fue el propio poeta quien escogió ese lugar como residencia de su familia.
El hecho aconteció así: cuando Nemesio León Guzmán, el año 1922, quiso que su dilecto amigo, César Vallejo Mendoza, ya muy admirado en el campo de las letras, tuviera una casa aledaña a la suya, animó al poeta a adquirir un lote en la nueva urbanización de la cual se estaban ofertando terrenos.
El poeta entristecido le dijo:
Para mi no hay lugar en este mundo, menos casa, pero escribiré a mi hermano Néstor. Es posible que a él sí le interese la oferta.
Néstor acogió favorablemente la idea y remitió el dinero, siendo el poeta quien escogió el lugar, donde años después se construiría la casa en la cual, desde que pudo ser habitada, vive César Vallejo Ynfantes.
7. Valore su legado
y capte su mensaje
Cuando en el año 1964 don Néstor se vino a vivir a Lima ocupó dicho inmueble, atendido por su hijo y la esposa de éste, hasta el año 1972, fecha en que muere.
Por dichas razones es una casa histórica, porque en ella han vivido, además, otros hermanos de César Vallejo, como Manuel, cuando venía a Lima. Y ha sido visitada por casi toda la familia Vallejo. En ella murió y se veló Natividad:
Aguedita, Nativa, Miguel?
Llamo, busco al tanteo en la oscuridad.
No me vayan a haber dejado solo,
y el único recluso sea yo.
Ahora es visitada por todo aquel que quiere acercarse y tener un contacto con su “sangre amada”.
En este santuario don César, que encarna al poeta, ha escrito un libro que todavía no publica, titulado “El Evangelio Universal de Vallejo”, a fin de que:
“...el común de la gente, esa gente del pueblo con la que él se identificó mucho, conozca su vida, valore su legado y capte su mensaje...”
8. Lo hice desgarrándome
el alma
Y agrega:
“...lo hice desgarrándome el alma al rememorar la magnitud de sus sufrimientos, la intensidad de su agonía, de sus luchas, de sus contradicciones, de su sed de amor, comprensión y ternura. El vía crucis de un hombre que se inmoló por la humanidad”.
En dicho evangelio uno de los mensajes ejes es la madre, como cuando el poeta dice:
Tahona estuosa de aquellos mis bizcochos
pura yema infantil innumerable, madre.
Oh tus cuatro gorgas, asombrosamente
mal plañidas, madre: tus mendigos.
Las dos hermanas últimas, Miguel que ha muerto
y yo arrastrando todavía
una trenza por cada letra del abecedario.
O en el poema LXV, de Trilce:
Madre, me voy mañana a Santiago,
a mojarme en tu bendición y en tu llanto.
Acomodando estoy mis desengaños y el rosado
de llaga de mis falsos trajines.
9. Hay soledad
en el hogar
Don César Vallejo Ynfantes nació el 4 de diciembre del año 1928 en la ciudad de Huamachuco, donde su padre contrajo nupcias con Constanza Ynfantes, quien murió a los 23 años defendiendo la guarnición de esa ciudad capturada como consecuencia de la revolución aprista del año 1931. Y cuando las tropas de Sánchez Cerro tuvieron la orden de recuperar ese fuerte militar.
Al morir su madre dejó tres hijos, concebidos con don Néstor Pablo Vallejo Mendoza. Ellos son: Santos, de cinco años; César, de tres y Elena, de un añito.
Huérfanos de madre fueron a vivir a la casa de sus abuelos, aquella donde nació y creció César Vallejo, en Santiago de Chuco, bajo el cuidado de Víctor Clemente, el hermano mayor, y su esposa, quienes los adoptaron como a hijos y los criaron en el mismo lugar que evoca el poema “Los pasos lejanos”:
Mi padre duerme. Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce...
si hay algo en él de amargo, seré yo.
Hay soledad en el hogar; se reza;
y no hay noticias de los hijos hoy.
10. Con Luis
de la Puente Uceda
Don César estudió dos años en la misma escuela donde cursó estudios su célebre tío. Cuando su padre fue trasladado a Cabana se fue con él, pues se habían acostumbrado a dormir juntos.
Y él lloraba cuando aquél se ausentaba, razón por la cual lo acompañó por todo lugar en que don Néstor, que era Juez, tenía que cumplir con diligencias de su judicatura, sea haciendo inspecciones oculares u otras labores propias de su función.
La Educación Secundaria la estudió en el Colegio San Nicolás de Huamachuco y, luego, en el San Juan de Trujillo.
En la Universidad Nacional de La Libertad fundó, con Luis de la Puente Uceda y Gonzalo Fernández Gasco, la Juventud Aprista Peruana, JAP, desfilando en el Estadio Nacional de Lima como parte del Frente Democrático Nacional.
Ha trabajado en periodismo como comentarista político del diario Última Hora, cuando lo dirigía Raúl Villarán Pasquel; y como editorialista de La Tribuna bajo la dirección de Eduardo Jibaja.
11. Para pitanzas
no se arriesga la vida
César Vallejo Ynfantes ha sufrido cárcel por ser militante y activista aprista.
Sin embargo, cuando este partido asumió el poder, en 1985, se apartó de él a fin de no recibir sinecura ni prebenda alguna.
Porque para pitanzas no se arriesga la vida ni se es heroico sino para engrandecer la patria, como muchos peruanos que ofrendaron su vida por los más caros ideales de un Perú enaltecido.
También para hacerle frente a lo que el poeta nos advierte:
I, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora, voraz,
es el dolor dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de sér, dolernos doblemente.
12. Seguir
un ejemplo
Nunca quiso aceptar favores sino más bien donar trabajo y hasta sacrificio , como ocurrió en las tres veces en que ha sido secretario general de ese partido político en Magdalena del Mar.
Él quisiera que los “huele guisos” de ahora sigan el ejemplo de Víctor Raúl Haya de la Torre quien teniendo todo el poder en el Perú, como Presidente de la Asamblea Constituyente, él mismo se fijó como único sueldo el de un sol. Y murió dignamente pobre:
Un cojo pasa dando el brazo a un niño
¿Voy, después, a leer a André Bretón?
Otro tiembla de frío, tose, escupe sangre
¿Cabrá aludir jamás al Yo profundo?
Otro busca en el fango huesos, cáscaras
¿Cómo escribir, después del infinito?
Un albañil cae de un techo, muere y ya no almuerza
¿Innovar, luego, el tropo, la metáfora?
Un comerciante roba un gramo en el peso a un cliente
¿Hablar, después, de cuarta dimensión?
Un banquero falsea su balance
¿Con qué cara llorar en el teatro?
13. Desdicen
del lirismo que se evoca
Lo único que anhela ahora es que Alan García, que conoce bien su casa, porque varias veces la ha visitado, realice mejoras en Santiago de Chuco para que ese pueblo insigne cuente con servicio de agua, que no los tiene.
Que cuente con una buena carretera, que ahora es trocha. Que esté dotado de comunicaciones, que ahora faltan. Que en todo esté a la altura de la memoria y la dignidad del poeta que ha llenado de orgullo al Perú, realizando para ello obras de infraestructura y ejecutando programas de desarrollo.
Donde los tejados evocados por el poeta sean tejados y no plásticos de diversos colores batidos por el viento, debido a que las familias no tienen recursos para reparar sus techumbres.
Que tampoco sean calaminas, ni nuevas ni precarias, que desdicen del lirismo que se evoca en Los heraldos negros.
Que las casas derruidas se reconstruyan. Que haya allí una gran biblioteca vallejiana y que tantos peregrinos del mundo que llegan hasta él se vayan convencidos que somos dignos honrando su memoria.
14. El obsequio
titubeaba
De su padre don Néstor Pablo, que fue Juez en Cabana, hemos recogido la siguiente anécdota:
Había allí un tinterillo al que apodaban “Paquete”, ya que siempre vestía atildado, a su modo, y hasta usando polvos y afeites que se untaba en la cara.
Pero a su vez era astuto, vivaracho y ladino como una raposa.
No acababa de llegar don Néstor cuando se presentó llevándole un regalito que lo enviaba un gamonal de la comarca.
Don Néstor, cauteloso, hizo que el propio “Paquete” lo pusiera, con sus propias manos y envuelto como estaba, en lo alto de un estante, diciéndole:
“Para cuando su dueño venga a recogerlo”.
¿Qué motivaba aquel presente? El gamonal quería arrebatarle sus tierras a un pobre campesino.
Don Néstor resolvió el juicio a favor del campesino que era su legítimo dueño; un hombre, además, humilde.
El obsequio titubeaba, pero seguía sin abrirse en el lugar del estante, allí en donde se lo puso.
15. ¿Le pasa
algo?
La decisión a favor del campesino fue apelada por el gamonal. Y, entonces, tomó otro giro. Pero don Néstor expresó a “Paquete” que él siempre iba a fallar a favor del campesino.
Esto provocó la visita untuosa del propio terrateniente, quien le confió que había encontrado una veta de oro en la chacra del campesino y que podían compartirla siendo socios.
Don Néstor le explicó que esas situaciones tenían una fórmula legal acerca de cómo solucionarlas, a fin de que no signifiquen arrebatar injustamente las tierras a un pobre campesino, sino reconocerle sus plenos derechos.
– Y a propósito –le dijo don Néstor al gamonal– esperaba que usted mismo viniera y recogiera su regalito que le agradezco, pero no le acepto. Se ha quedado aquí en el estante porque suele suceder que al devolverlos se pierden por el camino.
– Doctor, no es un regalito, es un verdadero obsequio. Le voy a mostrar y le ruego que vea y acepte sin ningún compromiso.
Al abrirlo notó don Néstor que se demudaba el rostro del gamonal mostrando enorme contrariedad. Entonces le preguntó:
– ¿Le pasa algo?
16. ¿Eso,
para qué?
A lo que le dijo el gamonal:
– Era un reloj Longines, de oro, con gruesa cadena también de oro y con incrustaciones de diamante el que encargué que le pusieran aquí, como obsequio. Y mire lo que ha puesto este sinvergüenza de “Paquete”.
– Ya ve usted. ¡Reclámele! Y aprendamos de una vez por todas lo siguiente: Debido a que tratamos de engañar es que nos engañan.
Ya después hablando con “Paquete”, le dice:
– Tu señor, por si acaso, recogió su regalito. –Aquí “Paquete” se turba–.
– Sí, ¡está bien!
– Pero, ¡mira cómo son las cosas! El oro está en la chacra del campesino, a quien quiere arrebatar como sea, sin reconocerle ningún derecho. Pero quiere, además, ver lucir el oro mal habido en el pecho del juez. Y, ¿eso para qué? Para sentir que la justicia la han comprado. Y, entonces, les pertenece.
Don Néstor sonreía, por eso, con tristeza al ver esos relojes ostentosos con cadena de oro que penden de los pechos de muchos personajes, ocasiones en que se acordaba del tinterillo “Paquete” de la recóndita y querida Cabana.
17. Un pan
a la boca
César Vallejo Ynfantes es un hombre que se desvive por los demás: generoso, pan bueno, desprendido de los bienes materiales.
Él, si tiene algún dinero y hay un hombre que lo necesita se acerca y lo dona.
Su esposa le hace el reparo:
– Eres zonzo, porque ese hombre con el dinero que ahora nos hace falta irá a emborracharse.
– Y, ¿por qué juzgas de ese modo? ¿Cómo sabes que no lo necesita para llevarse un pan de comida a la boca?” – reclama.
Igual era don Néstor y su hermano el poeta.
El primero se privaba de todo por comprarle al segundo camisas.
Sin embargo, al verle un día el afán por enjuagar y planchar la única camisa que la venía usando de continuo, le pregunta:
– César, ¿y dónde están las camisas que hace unos días acabo de comprarte? –La respuesta es:
–- Las necesitaban Antenor (Orrego), Julio (Esquerre), Eulogio (Garrido). Ellos en verdad las necesitaban.
Es decir, ya las había regalado, y todas a sus amigos.
18. Se le remece
el alma
Y, en realidad, así se deshacía de todo. Nunca acumuló nada. Nada consideró suyo. No tuvo una propiedad, ni un mueble, ni un objeto. Nada que estimase de su propiedad. De todo se desprendía. Obsequiaba todo aquello que veía que era indispensable para los demás.
Como su célebre tío, don César es sentimental, no puede dejar de llorar cuando recita “Piedra negra sobre una piedra blanca”.
Cuando lo leyó por primera vez se le estremeció el alma al sentir la miseria y la orfandad con que vivió aquel ser querido.
Le conmovió cómo pudo haber sufrido tanto ese hombre que, además, era su sangre.
Se le remece el alma al imaginar su orfandad en París, su desamparo, y el rictus infantil cuando dice:
César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...
19. Mensaje
del amor colectivo
De allí que cuando él recita esos versos se le estruja el corazón y al final se le hace un nudo en la garganta. Lo siente como que ello le hubiera ocurrido a su padre o le fuera a ocurrir a su hijo.
Quizá otros lo vivan como imágenes, como algo que aconteció a un prójimo. Él lo siente como un miembro de ese hogar, como ocurrido a un ser de su casa, como realmente es. Y cada referencia es como un carbón ardiente que lacera su carne.
Es, de otro lado, un creyente fervoroso, quien desempeña ahora el cargo de Vicepresidente de la “Legión de María” y se consagra a la edición del Boletín de su parroquia.
Entonces, desde el fondo de su fe sencilla cree que así como Jesús se reencarnó en el medioevo italiano en San Francisco de Asís, lo cual significó un retorno fundamental a las fuentes primigenias de la prédica del maestro del Gólgota, del mismo modo cree que en los tiempos modernos Cristo se reencarna en César Vallejo.
Y esto para rescatar el mensaje del amor colectivo, de la solidaridad de la identificación con los humildes, viniendo César Vallejo a reencarnar al Cristo social.
20. En Santiago de Chuco
baila huaynos, a sus 81 años
Ernesto More dejó escrito que el pasaje más conmovedor que escuchó relatar a César Vallejo fue cuando este le refería que su anhelo mayor en el mundo fue ser estandartero del Apóstol Santiago, en su pueblo natal, Santiago de Chuco.
Por eso ahora en Capulí Vallejo y su Tierra hemos instituido el estandarte Vallejo, que hasta ahora el único que lo porta es don César Vallejo Ynfantes.
Con dicho propósito viajó en contra de todos los pronósticos médicos, a participar en este evento que se realiza en Santiago de Chuco, en el año 2004. Durante el viaje, y a cada vuelta de loma en la subida de la cordillera, le preguntábamos cómo se sentía.
Sonriendo su respuesta era que cada vez se iba sintiendo mejor, hasta el punto de que ahora, cada vez que viaja, baila huaynos, a sus 81 años de edad. Y en plena Plaza de Armas del pueblo.
21. Nuestro
portaestandarte
Desde esa fecha es infaltable en toda actividad que organizamos y cuando de tramontar la cordillera se trata.
Él porta nuestro estandarte. Y acompañémosle cuando refiere:
“Cuando tomé el estandarte en Santiago de Chuco, en el Capulí del 2004, yo iba tan enternecido que las lágrimas inundaban mi rostro que al cegarme la vista trataba de no tropezarme en las piedras.
Felizmente nadie me veía porque disimulaba detrás del pendón. Recorrí la plaza con emoción infinita mezclada de nostalgia por el poeta que no pudo regresar a su tierra, pero era como si yo fuera él.
Sentía que en mí se reencarnaba, porque Santiago de Chuco es mi tierra. Yo me crié en Santiago, aunque no regresaba desde hacía 50 años.
Veía en lontananza la cordillera blanca y mi alma trascendía esas nieves eternas hacia la región celestial”.
Para quienes militamos en Capulí, Vallejo y su Tierra es un orgullo que el portaestandarte del movimiento sea él.
22. Seres como él
nunca mueren
Porta nuestra enseña en toda ocasión en que se valora y releva la obra del autor de los Poemas Humanos.
Es un ser tierno, con un conocimiento profundo de la vida y el alma humana. Distinguido, fino y de un alma vasta y profunda, tal si fuera un buen y genial poema de su invalorable tío.
Su anhelo a futuro es que cuando muera –le decimos que seres como él nunca mueren– sea enterrado en Santiago de Chuco, al pie de sus abuelos, Francisco de Paula y María de los Santos.
De allí que pide que cuando deje este mundo se cave una fosa al pie del lugar santo donde reposan sus abuelos en Santiago de Chuco. Y ello para poder musita dentro, y de este modo, Los pasos lejanos, según es su libertad, capricho y –creo yo– su soberano derecho:
Miabuelo duerme. Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce...
si hay algo en él muy cerca, ése ahora soy yo.
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